27 marzo 2015

LOS HUESOS DE DON MIGUEL Y OTROS HUESOS DE LITERATOS DEL SIGLO DE ORO

Esta semana el profesor Francisco Echeverría a declarado al mundo que de los restos encontrados en la cripta del convento de las Trinitarias del barrio de las Letras de Madrid puede haber unos restos pertenecientes al mas grandes de los escritores de la lengua castellana Don Miguel de Cervantes y su mujer.


Huesos de la cripta de las Trinitarias, fuente el Mundo

Esta afirmación no se corresponde a pruebas ciertas, sino a la "existencia de muchas coincidencias y ninguna discrepancia". No hay ADN que verifique las conclusiones y no lo habrá, puesto que la hermana del escritor, monja carmelita, se encuentra enterrada en el osario de un convento en Alcalá de Henares, lo que hace inviable el cotejo de muestras.
 “Tenemos unas mandíbulas  que pueden ser de Cervantes perfectamente, porque les faltan los dientes en vida, que es lo que nosotros estábamos buscando: un individuo que teniendo 70 años tuviera seis dientes o menos y tuviera unas lesiones en el brazo”.


Estatua de Cervantes Plaza de España, foto José M. Bustos

Para llegar a esta afirmación los investigadores que han realizado las excavaciones nos dicen que  el hallazgo no se ha producido en el punto de enterramiento donde el escritor fue sepultado en 1616 sino el sitio al que se trasladaron sus restos óseos con posterioridad debido a las reformas que ha sufrido el convento a lo largo de los años.
 Cervantes permaneció muy poco tiempo enterrado en la primitiva iglesia de San Ildefonso. 
Después de explorar los 36 nichos encontrados en la pared de la cripta y descartar la posibilidad de que alguno de ellos albergase restos tan antiguos, se trasladó la investigación al subsuelo de la misma. 

Allí se encontraron tres momentos de enterramiento:
Una primera cota con un gran número de enterramientos infantiles, un segundo nivel donde encontraron enterramientos con féretros y un último nivel debajo de las baldosas de la cripta con otros enterramientos de adultos con ataúd.
Estos últimos restos del tercer nivel son los que parece por cronología y análisis de los restos textiles  XVII  y una moneda de Felipe IV y  que son los trasladados desde la antigua iglesia a la iglesia actual. Son restos de 15 personas adultas.

Cervantes, fuente Wikipedia

Otro hito en la investigación fue aportada por un funcionario del ayuntamiento, Francisco Marín Perellón, que arrojó luz sobre la historia del convento de las Trinitarias. Para ello, investigando en antiguos archivos dio con el libro de muertos de la iglesia parroquial de San Sebastián de Madrid (Libro 4º de Difuntos, años 1609-1620), en la que encontró la lista de las personas enterradas la primitiva iglesia del convento de las Trinitarias. En total, 17 personas, que los investigadores consideran compatible con el grupo de 15 individuos (como mínimo) cuyos restos se han encontrado.

Estas personas, por orden de enterramiento, son: Francisco de Villafaña, Juana López, Miguel de Cervantes, Francisco Martínez, Francisco de Santiago, María Gaitán, Gabriel Martínez, María Gutiérrez, Francisco Martín, Catalina Salazar, Niño de Pedro Paraller. Niño de Pedro Paraller, María de Padilla, Niño de Pedro Cáceres, Niño de Juan Sánchez, Niño de Miguel Salinas y Niño de Miguel Sánchez.

En conclusión ya se ha encontrado a Don Miguel.

Desde mi punto de vista creo que hay que dejarlo en paz y enterrado donde fue su voluntad, en el convento de la Orden Trinitaria de la que formaba parte desde que le rescataron del cautiverio de Argel.

OTROS HUESOS ILUSTRES

Lope de Vega, el Fénix de los ingenios o monstruo de la naturaleza, apodo que le puso su rival Cervantes.
Tras su muerte en 1635 fue enterrado en la iglesia de San Sebastián de Madrid, pero como nadie pagó el importe del entierro. entre 1658 y 1664, Lope fue arrojado al osario común de la parroquia, que hoy queda prácticamente debajo de la capilla donde está la hornacina vacía que la Real Academia Española mandó erigir.


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Lope de Vega en la Biblioteca Nacional, foto José M. Bustos

Calderón de la Barca

Muere en 1681, es enterrado en la madrileña Iglesia del Salvador con  sus ornamentos sacerdotales y el hábito de la Orden de Santiago. Y allí reposó 159 años, hasta que el mal estado de la Iglesia del Salvador obligó a su derribo. Los restos de Calderón fueron trasladados en 1840 al cementerio de la Sacramental de San Nicolás. Otros 29 años y nuevo traslado.

En la Primera República se crea un Panteón de Hombres Ilustres en la Iglesia de San Francisco el Grande. De entre los ilustres que fue posible localizar con certeza se encontraba Calderón de la Barca.  Mientras se termina los trabajos del Panteón, los restos del bueno de Don Pedro descansan temporalmente durante 5 años en una capilla de dicha parroquia.

En 1874, vuelta a su lugar de origen, el cementerio de San Nicolás.
Pasados 32 años, en 1912, sus restos son de nuevo exhumados para su traslado a la nueva sede de la congregación. Y llegamos a 1936. La iglesia de San Pedro Apóstol de la calle San Bernardo sufrió el saqueo e incendio por parte de los milicianos republicanos, el 20 de julio.

La versión oficial dice que el párroco, anticipándose al saqueo, escondió los restos de Calderón para preservarlos de las llamas. Murió sin desvelar su paradero y aun hoy se cree que pueden estar escondidos en algún lugar secreto de la iglesia, aunque los trabajos llevados a cabo para su localización no han dado resultados satisfactorios.



Calderón en Santa Ana. Foto José M. Bustos
Quevedo

Falleció en 1645. Y su deseo era ser enterrado en Convento de Santo Domingo de Villanueva de los Infantes. Al menos, hasta que pudiera ser trasladado al Convento de Santo Domingo el Real, en Madrid, donde reposaba su hermana Margarita.
Los dominicos, al parecer, no quisieron hacerse cargo del asunto por lo que fue una familia del Lugar, Los Bustos, quienes asumieron la tarea, y lo enterraron en su propia cripta en la iglesia de San Andrés Apóstol.


Quevedo en Barrio de las letras, foto José M. Bustos
Tirso de Molina

Fallece  en 1648 en el convento de la Merced de Almazán. Allí se pierde su pista, ya prácticamente desde el momento de su fallecimiento, pues no  se sabe si fue enterrado en el cementerio de la iglesia del convento de forma anónima, con el resto de los religiosos.
El convento de la Merced sufrió los efectos de la desamortización de 1835, siendo los monjes que lo habitaban expulsados del lugar y los bienes que hasta entonces habían sido suyos fueron vendidos por el gobierno. Hoy en día, pese a que en las últimas décadas se ha luchado por conservar lo que queda del convento, los restos de Tirso de Molina siguen perdidos


Tirso de Molina fuente Wikipedia

BIBLIOGRAFIA



NOTA:
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2 comentarios:

  1. me parece muy interesante, hay que ver que trasiego con los huesos de nuestros padres de la literatura en español

    Nacho Padilla

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